Texto y audio: : Jade Ramírez Cuevas V
Imágenes y video: Héctor Guerrero
2 de noviembre de 2017
Los pueblos náayeri defienden la cuenca del río San Pedro Mezquital de la construcción de una presa en el Gran Nayar y protegen así uno de los cuatro sitios sagrados donde cobra sentido la vida: La Muxatena
PRESIDIO DE LOS REYES, NAYARIT.- La gran roca sobresale del cruce del río San Pedro –el último río libre de represas en México- con el arroyo El Naranjal. Es la Muxatena, uno de los cuatro sitios sagrados del Gran Nayar. Para nosotros, los que venimos de fuera, es el símbolo de la lucha contra la hidroeléctrica Las Cruces, que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) quiere construir en este lugar. Para los pobladores originarios, es el origen de la vida. Si se acaba la roca, se acaba el mundo.
El Nayar es el territorio ancestral de dos pueblos: los coras (o náayeris, como ellos se llaman) y los huicholes o wirrarikas. El megaproyecto de la CFE, una represa de 8 mil millones de pesos en su costo inicial, sumergiría la roca sagrada en el embalse de la presa y prácticamente desaparecería esta parte del río, donde los pueblos realizan rituales y ceremonias religiosas.
El centro ceremonial de La Muxatena recibe visitas todo el año, pero el 24 de junio es la fiesta más grande: ese día, los coras inician aquí la cosecha de agua o el temporal de lluvia del que depende su soberanía alimentaria, agrícola y supervivencia.
Hace 5 años, funcionarios del gobierno federal llegaron con la
intención de construir la presa. A los trabajadores de la CFE
se les sumaron los de la Comisión Nacional de los Pueblos
Indígenas. Con el pretexto de contratar a los habitantes para
acarrear y cargar materiales, obtuvieron información que luego
abrió la puerta a la compra de voluntades y la división de
opiniones políticas.
Al poco tiempo, las comunidades se dieron cuenta que detrás de lo que los ofrecían había otro proyecto de despojo: los echarían de su asentamiento donde tienen escuelas, centros de reunión, ludoteca, viviendas, terreno de cultivo, áreas comunes, capillas y pequeños comercios, así como algunos dispensarios de salud. Sobre todo, entendieron que, de construirse la represa, desaparecería La Muxatena y el río que integra su forma de entender el mundo.
A cambio de promesas de servicios públicos –que son derechos de las comunidades- intentaron convencer a los pueblos para aceptar la presa. Luego vino la represión: en 2013, policías de Nayarit detuvieron arbitraria e ilegalmente por dos horas a Odilón de Jesús López, líder del movimiento antirrepresa, mientras -con engaños- arrancaban un “sí” de San Pedro Ixcatán a favor del megaproyecto, en una asamblea sin información.
Desde entonces el hostigamiento al Concejo Intercomunitario de San Pedro Mezquital no ha cesado. Tampoco la resistencia.
Organizamos civiles como Grupo Ecológico Manglar, CEMDA o el Colectivo de Abogados han impulsado acciones legales para defender el territorio y el patrimonio cultural inmaterial de los coras a favor del río San Pedro Mezquital y su largo trayecto por la Sierra Madre Occidental hasta nutrir de agua dulce a los Marismas Nacionales.
En torno a la Muxatena, los pueblos náayeri resisten frente a una idea de desarrollo que les es ajena. Pero, sobre todo, resisten a la destrucción del mundo.
PODCATS: Guardianes de la lluvia