El epicentro del Proyecto Integral Morelos son dos termoeléctricas que producirán 620 megavatios de energía, en el municipio de Huexca, Morelos sobre tierras de uso agrícola de temporal, donde la gente siembra sorgo y maíz. Hasta hace pocos años, la población elegía a sus representantes de manera pública, pero paralelamente a la instalación de la termoeléctrica, las autoridades han empujado el voto anónimo, en urnas, bajo el argumento que no son pueblo indígena.

En Huexca, empezaron a construir la termoeléctrica a inicios de 2012, pero la población no sabía de qué se trataba. La Comisión Federal de Electricidad no informó sobre el proyecto, un agravante en el caso de los pueblos indígenas según la Constitución y los tratados internacionales. A algunos les dijeron que iba a ser una planta tratadora de aguas. Hasta que, en marzo de ese año, afectados de la instalación del gasoducto en Tlaxcala y Puebla los visitaron para alertarlos. El día 19 de mayo, los ejidatarios decidieron instalar barricadas y detener la obra. Su plantón duró cinco meses, hasta que en octubre fue desalojado por la policía estatal. Pero los pobladores volvieron a tomarse las instalaciones y entonces los desalojó violentamente la policía federal, que, a partir de noviembre, resguardó las obras durante un año.

De al menos tres amparos promovidos por la gente de Huexca, está vigente uno, el 1823/2014, interpuesto por trece familias e impulsado por el Centro Antonio Montesinos porque la planta “afecta su derecho a la vida privada, derecho a su tranquilidad”. Con él solicitaron pruebas de vulcanología, de antropología del riesgo, de psicología social, de topografía y ecología, las cuales no se han realizado hasta ahora.