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Tabacaleras y Cofepris: el acuerdo de la secrecía

En México, las empresas tabacaleras no informan a los consumidores la gran mayoría de las sustancias contenidas en los cigarrillos que ofrecen, con la venia del órgano regulador, Cofepris

Texto: Claudia Ocaranza y Ricardo Balderas / Poder y Eduard Martín. Imágenes: Ricardo Balderas

3 de abril de 2019

CIUDAD DE MÉXICO.- Un fumador en México tiene derecho a conocer las sustancias que contienen los cigarros de tabaco que se fuma, pero las empresas sólo publican tres de los hasta 100 ingredientes que tienen los cigarrillos.

Tabaco, nicotina y monóxido de carbono son los tres ingredientes que comúnmente se encuentran en las leyendas de los paquetes de cigarros. Pero en promedio las marcas de cigarros tienen 48 ingredientes y algunas más de 100, de acuerdo con información que empresas fabricantes e importadoras de productos de tabaco entregaron a la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) entre 2009 y 2017.

Los documentos fueron enviados a PODER vía Méxicoleaks y mantenidos en secreto por Cofepris hasta antes de esta publicación.

No dar a conocer todos los ingredientes de cada cigarro contraviene los artículos 19 y 13 de la Ley General para el Control del Tabaco (LGCT). El 19 dicta que: “los paquetes de productos del tabaco y todo empaquetado y etiquetado externo de los mismos deberán contener información sobre sus contenidos, emisiones y riesgos de conformidad con las disposiciones aplicables”. El 13 agrega que las empresas deben entregar listas de los ingredientes y emisiones al regulador, además de hacer pública la información a la población.

“Las empresas tendrían que decir cada aditivo, cuáles son los efectos y riesgos para la gente, y hacerlo de una forma exhaustiva, clara y entendible. Los órganos de supervisión, como Cofepris, tendrían que exigirlo y vigilarlo más”, explica Javier Zúñiga, asesor legal de la organización Iniciativas para la Salud Justa.

Otra irregularidad identificada por los expertos es que las empresas no entreguen a la Cofepris las listas de los ingredientes de los cigarrillos en un formato homogeneizado, la falta de periodicidad en su entrega, sustancias y riesgos no reportados, y no seguir las recomendaciones del Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el Control del Tabaco1.


¿Qué reportan las empresas dominantes?


La filial en México de la británica British American Tobacco (BAT) presidida por Richard George William Burrows, y la estadounidense Philip Morris International (PMI), son las dos dominantes del mercado de cigarros. La primera envió su listado de ingredientes y compuestos a Cofepris en 2009, sin especificar marcas. La segunda lo hizo en 2017 para las marcas Benson & Hedges, Chesterfield, Delicados y Marlboro, registrando sus diferentes presentaciones, además de Baronet, Dalton, Faros, Muratti y Rodeo sin especificar sus distintas presentaciones, de acuerdo con la información verificada.

BAT, con cinco empresas en México, reportó a Cofepris 190 ingredientes para sus cigarros, incluyendo los aditivos agregados al tabaco y los componentes diferentes al tabaco, como el filtro. Para los riesgos se limita a incluir la leyenda “no existe riesgo toxicológico adicional conocido a los efectos de los productos del tabaco”.

Philip Morris México (PMM), subsidiara de PMI, tiene 68% del mercado, según su reporte de 2018 y está representada por Gonzalo Salafranca, director de Asuntos Corporativos. En sus documentos enviados en 2017 a Cofepris anexa un listado de 160 ingredientes añadidos al tabaco y otro de 107 ingredientes en los componentes distintos al tabaco.

Pero los consumidores no están enterados.

La Coalición México Salud-hable localizó que en 2017 directivos de PMM y servidores de Cofepris se reunieron para hablar sobre la entrada de nuevos productos al país, como cigarros electrónicos, lo que viola el Convenio Marco para el Control del Tabaco. La primera de esas reuniones sucedió 12 días antes de que PMM entregara su listado de sustancias al regulador.

En 2010, investigadores del CIDE reportaron la influencia y cercanía de la industria tabacalera en México y el Poder Legislativo, a través de cabildeos formales e informales, que incluyen regalos materiales o económicos de por medio.

Información no estandarizada, riesgos desconocidos

Las empresas están obligadas a anexar información que incluya “la justificación técnica, los límites permitidos y los riesgos conocidos o potenciales” sobre los componentes, aditivos, residuos y sustancias que se utilicen en la fabricación o contengan los componentes de los productos de tabaco, según el artículo 7 del Reglamento para la LGCT.

Desde 2009, 22 compañías, por sí mismas o a través de importadoras mexicanas, han presentado información sobre sus productos al momento de solicitar la licencia sanitaria a la Cofepris; sin embargo, tanto la Secretaría de Salud, como la Cofepris, han fallado en indicar un formato único a las tabacaleras, y aceptan los anexos de cualquier forma que sean presentados.

“Lo ideal es que países con un regulador, como México con la Cofepris, tengan formatos estandarizados en función de lo que el regulador quiere saber y las políticas que quiere proponer al Legislativo. En mi opinión, esto refleja que Cofepris no tenía una idea clara de qué era lo que buscaba saber a través de esos listados”, dice el abogado Zúñiga.

Sólo algunas algunas compañías, la minoría, desglosan cada componente y aditivo que se le agrega al tabaco. Asimismo, otras entregan un informe detallado sobre los riesgos de fumar, pero la mayoría no incluye riesgos más allá de los del tabaco.

“Carcinógeno Constituyente, Tóxico Respiratorio, Cardiovascular Tóxico, Tóxica para la reproducción o el desarrollo y Adictivo” son los riesgos que la empresa Grand River Enterprises Six Nations, Ltd. productora de los cigarros Ten Twenty’s (10/20’s), mencionó en la lista de los componentes “nocivos y potencialmente dañinos en los productos de tabaco y humo de tabaco”, entregada a la Cofepris en 2012.

Zúñiga indica que los listados entregados por las tabacaleras y aceptados por la Cofepris ignoran recomendaciones del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, como “exigir que todos los fabricantes e importadores faciliten a las autoridades gubernamentales una copia del informe del laboratorio en el que figure el producto analizado y los resultados de los análisis y mediciones efectuados en el producto”. Además, las pruebas deben ser hechas en laboratorios aprobados por la OMS.

Para el experto, Cofepris debería tener un rol más fuerte, ya que “al menos en los últimos sexenios, permitió que las tabacaleras explotaran hoyos en la ley, en lugar de subsanarlos. Las empresas no te van a dar sus ingredientes y componentes por que quieran, el regulador tiene que pedirlo”.

Los titulares de Cofepris entre 2009 y 2017, periodo en que el órgano descentralizado recibió los documentos revisado, fueron Miguel Ángel Toscano del 31 de marzo de 2008 a 2011, Mikel Arreola entre abril de 2011 y febrero de 2016, y Julio Sánchez y Tépoz desde el 7 de marzo de 2016. El actual titular es José Alonso Novelo Baeza.


¿Sabor o publicidad?


Vainilla, pepino con limón, cereza, mora azul, menta… son sólo algunos de los sabores con los que se relacionan los colores de las cajetillas de cigarros en México, que cualquiera puede observar, como en un aparador, en las tiendas de consumo. La mayoría de los aditivos agregados al tabaco y a los componentes del cigarro, listados en los documentos a los que tiene acceso PODER, cumplen con la función de “sabor” o “saborizante”. Sin embargo, esta clasificación podría ser engañosa.

“El Convenio Marco dice que el tabaco por sí solo sabe horrible, entonces absolutamente todo puede ser sabor. Clasificar todo así impide conocer si, por ejemplo, un aditivo que va en las bolitas que se revientan en los cigarros, tiene además la función de llamar la atención de cierta población, como de los adolescentes, eso ya tendría que ser contado como publicidad, y la publicidad en este país es ilegal salvo tres casos. Ese es el tipo de políticas que la Cofepris podría tomar en cuenta para permitir o regular la venta de cigarros”, critica Zúñiga.

Otros ingredientes son azúcares, azúcares invertidos, aceite de regaliz y mentol, pero “ingredientes que suenan aparentemente inofensivos, como el chocolate, el regaliz o los azúcares, pueden contribuir al incremento de los efectos carcinogénicos y adictivos. Sustancias como el mentol y los edulcorantes pueden asimismo facilitar la inhalación profunda de esta mezcla tóxica en los pulmones, suavizando el humo y calmando los sentidos”, según el estudio Tabaco: mortífero en todas sus formas, de la OMS6.

En el mismo sentido, Jorge Antonio García Álvarez, del departamento de Biología Celular de la UNAM, en El humo de tabaco y sus efectos adversos, explica que el tabaquismo es: “Un factor de riesgo en enfermedades como la cardiopatía isquémica y el cáncer, tanto de pulmón como de bronquios y tráquea”.

García Álvarez destaca dos sustancias que incluyen los cigarros y no se dan a conocer a los consumidores: etileno vinil acetato y el fenilacetato de isoamilo, ambos presentes en el listado de BAT.

“Hay algunos (peligrosos), vimos aquí etileno vinil y fenilacetato, por ejemplo esos dos, me dejarían cierta duda sobre su riesgo”, dijo.

El primero de ellos se trata de un compuesto similar al plástico, un polímero, que en el caso de los cigarros industrializados, es usado como aditivo; el segundo componente es un derivado del benzeno que según explicó el especialista, tiene un efecto cancerígeno potencial.


Metales pesados no reportados


Los riesgos del tabaco y sus aditivos mutan al momento de la combustión. Entre lo no reportado por las empresas los compuestos que aparecen, incluidos metales pesados, cuando se quema el cigarro, señaló García Álvarez.

El investigador, enfocado en estudiar los compuestos del cigarro y sus afectaciones a la salud, divide los componentes de los cigarros en tres sectores: los que regulan la respuesta inmune, los que crean la adicción, y los metales pesados. Todos aparecen después de la combustión, y son miles de sustancias que las tabacaleras no están obligadas a reportar a las autoridades.

García Álvarez sostiene que hay pruebas de la aparición de metales pesados relacionados, en algunos casos, con enfermedades como el cáncer. Estos metales no aparecen en los listados de ingredientes y componentes que entregan las empresas a Cofepris.

“Tú puedes tener una molécula x, pero al momento de la combustión, esa molécula x puede generar varias moléculas A, B, C, D… Etcétera. Y esas moléculas que se generan, son tóxicas”, explica García Álvarez.

Para cumplir con el artículo 13 de la LGTC, que marca que las empresas deben dar a conocer al público en general sus ingredientes, BAT, que tiene marcas como Lucky Strike y Camel, publica la lista tal cual la entrega a Cofepris en su sitio web7 y a diferencia de lo que entrega al regulador, sí menciona que el humo del tabaco libera “miles de sustancias, de las cuales 100 han sido identificadas como tóxicas”, pero no desglosa cada una de ellas ni habla de los metales pesados a los que se refiere el científico consultado.

En su página de México, PMM tiene reportes sobre el riesgo de fumar, donde también habla de las más de 100 sustancias tóxicas en el humo del cigarro; sobre metales pesados hace referencia al cadmio y al plomo8.

Si bien las empresas cumplen con el articulado, “no pueden sólo publicar listas que a menos que seas químico entiendes, eso no puede considerarse como información clara y exhaustiva”, critica Zúñiga.

BAT México niega Mexicoleaks intentó comunicarse directamente a las oficinas corporativas y fábrica, en Monterrey, para una entrevista, pero la empresa evadió respondrer, hasta el cierre de esta edición.

Cofepris y SSA se echan la bolita


La LGTC y su reglamento no son claros al atribuir la responsabilidad de recibir los documentos de las tabacaleras entre la Secretaría de Salud (SSA) y la Cofepris. Sin embargo, ambas dependencias negaron en febrero y abril de 2018, ante solicitudes de información presentadas por PODER, ser encargadas de tener la información sobre los listados de ingredientes y componentes de los productos de tabaco. Cofepris alegó inexistencia de lo solicitado, a pesar de ser la encargada de emitir las licencias sanitarias para los productos de tabaco; y la SSA dijo que no era de su competencia.

Después de un Recurso de Revisión (RRA), y de presentar la solicitud de nuevo, Cofepris proporcionó a PODER los documentos entregados por las empresas tabacaleras o importadoras de tabaco, desde 2009 hasta 2017, pero la parte de ingredientes estaba testada en todos los informes. Ante una tercera solicitud de información, Cofepris respondió que que adjuntaba la respuesta, sin hacerlo. Con un RRA, el Instituto Nacional de Acceso a la Información y Datos Personales (INAI) la instruyó a entregar la información solicitada en 10 días hábiles, plazo que ya expiró y que Cofepris ha incumplido al no enviar nada. Finalmente, PODER tuvo acceso a la información gracias a una filtración con los mismos documentos sin testar que Cofepris entregó testados el año pasado.

Cofepris se negó a dar una entrevista.