× Introducción Aeropuertos fantasmas ¿Quiénes son los pilotos del NAICM? Ciudad futura: el premio mayor Los costos impagables Créditos

Texto: José Ignacio De Alba y Arturo Contreras

Fotografías: Lucía Vergara y Daliri Oropeza

25 de octubre de 2018

 Los costos impagables

La construcción del NAICM se planea sobre una de las pocas áreas verdes que le quedan en la ciudad. Ambientalistas alertan sobre riesgos de inundación y destrucción de especies endémicas, efectos colaterales de la la construcción de infrestucuta más grande de Latinamérica. Pero hay otros riesgos de los que poco se habla, como el impacto que tendrá el desarrollo inmobiliario alrededor del NAICM para una ciudad que ya tiene sed

Atenco significa poblado junto al lago, pero ahora este poblado está quedando junto al aeropuerto. Este sitio se había mantenido alejado del crecimiento urbano de la ciudad; el lugar es verde, silvestre y silencioso. Sus habitantes se dedican a la siembra. Pero el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México está a punto de acabar con este lugar.

La construcción del Nuevo Aeropuerto fue planeada en el único espacio libre del Valle de México, en el lugar más bajo de toda la cuenca, allí donde queda un reducto del lago de Texcoco. Desde que se reanudó el proyecto en Texcoco, en 2014, un grupo de académicos asociados a la Universidad Nacional Autónoma de México, llamado la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, realizo un estudio con los impactos ambientales que provocaría. Estos son algunos de sus hallazgos:

1.- En el lugar se cultivarían árboles y plantas que ponen en riesgo a la flora de la región, “el proyecto contempla la siembra de 264, 534 individuos de especies exóticas invasoras como una de las principales medidas de compensación

2.- El Plan de desarrollo urbano de Cuautitlán-Texcoco sería “violado” porque el lugar es “no urbanizable”; además de que se omitiría la “promosión e impulso a las actividades agrícolas”.

3.- El proyecto del NAICM podría inundarse, “no existen elementos técnicos suficientes para asegurar que las obras hidráulicas que supuetamente desviarán los escurrimeintos sean suficientes para evitar inundaciones”, “el 100% del proyecto se encuentra en zona inundable”.

4.- Según la comisión Nacional Para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad el lugar donde se construye el “proyecto se encuentra dentro de la región hidrológica prioritaria 68”. El NAICM fatigaría las cuencas hídircas de los remanentes del lago de Texcoco.

5.- El NAICM pone en peligro a 250 especies de aves que viven en Texcoco, incluso pone en peligro a 12 que están amenazadas y 11 tienen protección especial; “Texcoco es considerado un sitio prioritario para la distribución y conservación de aves playeras”.

6.- El estudio que han presentado las autoridades con respeco a los riesgos por el manejo de combustibles “subestima los reiesgos asociados a evenrtos catastróficos”. 

 

 

¿Urbanizar en una reserva ecológica?

La lucha de los pobladores de Atenco está basada en una premisa que en el campo resulta sencilla: es absurdo secar un lago para construir un aeropuerto. Y más aún, es absurdo dinamitar las montañas para secar el lago y construir el aeropuerto.

Y eso es, juran, lo que se ha estado haciendo en Texcoco. El 10 de octubre, un grupo del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra hicieron un recorrido con integrantes del gabinete que entrará en funciones en diciembre, y ahí denunciaron,  que para construir las pistas se han destruido cerros. El procedimiento extractivo es así: dinamitan los cerros, trituran las piedras (texonte) que usan para nivelar los terrenos del aeropuerto; luego, del lago extraen lodos altamente salinos y se los llevan a depositar en vertederos, que normalmente están en las mismas minas de donde sacan el tezontle. Eso deja la tierra infértil

Al inicio de la construcción, el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México –responsable de la obra- aseguró que sólo necesitaría 16 minas para sostener la construcción. Tres años después en la zona hay más de 150.

Así, las tierras alrededor San Nicolás Tlaminco solían ser una reserva natural protegida, en la que no se permitían minas y ahora existe una que extrae tezontle, la piedra con que se pretende sostener las pistas del nuevo aeropuerto. Del mismo modo, los bosques de Tepetlaoxtoc padecen al menos 63 zonas de extracción pétrea.

Los terrenos alrededor del aeropuerto, sobre los que se quiere construir la Aerotrópolis son parte del área natural protegida del Lago de Texcoco, que de acuerdo con el Plan Municipal de Desarrollo Urbano del Municipio de Texcoco, es un área donde no se puede construir una ciudad nueva.

Y a pesar de que la Manifestación de Impacto Ambiental del Aeropuerto incluye el desarrollo de una zona urbana alrededor de la terminal aérea, no habla de los efectos regionales ni del impacto que estas mismas podrían tener, ni de las afectaciones que podría causar un desarrollo inmobiliario como ese a la zona de recarga hídrica más importante de todo el Valle de México.

O a la propia Ciudad de México, donde ya hay alertas amarillas por la escasez de agua.

De acuerdo el análisis del grupo de científicos independientes, la nueva ciudad proyectada alrededor del NAICM podría significar el flujo de más de 180 mil personas que trabajarían en la zona, lo que supone un gasto adicional de 23.6 millones de metros cúbicos de agua al año.

O, dicho de otro modo, el NAICM traerá a la Ciudad de México un vecino que gastará 63 millones de litros de  cada día.

En este link puedes consultar el documento completo: https://fercordovatapia.files.wordpress.com/2014/07/analisis_resolutivo_aeropuerto_uccs_2015.pdf

“Yo prefiero el lago”, dice la campaña que empredieron los ejidatarios de Atenco y muchos activistas que están en contra de la construcción del Nuevo Aeropuerto en Texcoco.

Y quien camina sobre sus campos no puede más que darles la razón. El paisaje campesino insólito para la mancha urbana de la ciudad está a punto de desaparecer. El lago de Texcoco que alguna vez ocupó buena parte del valle donde está la Ciudad de México está por desaparecer, aunque en el campo es bien sabido “el agua siempre vuelve a su cauce”.

 

 


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