Texto: Daniela
Pastrana. Imágenes: Rafael Pineda,
“Rapé”
21 de agosto de 2016
El Banquete minero
Cuatro millonarios mexicanos concentran fortunas
personales equivalentes a una décima parte del Producto Interno
Bruto del país. Los cuatro han construido sus imperios a partir de
sectores privados concesionados y/o regulados por el sector
público. Los cuatro tienen negocios en la industria energética y
extractiva, que han crecido exponencialmente en la última década.
¿Cómo operan? ¿Qué beneficios han dejado en las comunidades donde
explotan sus minas?
Esta investigación de la Red de Periodistas de a Pie fue realizada
como parte de la Beca Mike O’Connor, del International Center for
Journalist (ICFJ) y de la Iniciativa para el Periodismo de
Investigación en las Américas, que ICFJ tiene en alianza con
Connectas
Son los cuatro millonarios más poderosos de México. En 2015,
perdieron 39 mil millones de dólares de su fortuna personal, una
cantidad que sextuplica el presupuesto que el gobierno mexicano
destinó, para la atención de 53 millones de mexicanos pobres en
ese mismo año.
Y a pesar de su millonaria pérdida, siguen entre los 10 hombres
más ricos de México, según el ranqueo de Forbes.
En México, sostiene la organización internacional Oxfam, 16
millonarios concentran la quinta parte de los ingresos totales del
país. “Estas élites han capturado al Estado mexicano, sea por la
falta de regulación o por un exceso de privilegios fiscales”, dice
en su estudio Desigualdad
Extrema en México.
De esos 16 millonarios, los cuatro que han peleado la punta
desde 1996, -cuando la revista Forbes publicó por primera vez su
lista de México-, tienen negocios en la boyante industria
energética y extractiva: Carlos Slim, Germán Larrea, Alberto
Baillères y Ricardo Salinas.
Estos multifacéticos empresarios han impulsado un modelo de nación
que permite diseñar y aplicar políticas que ponen intereses
privados por encima de los pueblos y sus territorios.
Estas son sus historias y las de los pueblos que han destruido.
Riqueza: 50,000 mdd
En un año, Carlos Slim Helú perdió la tercera parte de su
fortuna. Pero ni siquiera por eso dejo de ser, por mucho, el
hombre más rico del país y el cuarto más rico del mundo.
El magnate de las telecomunicaciones, que controla 300 millones de
líneas telefónicas móviles y terrestres en 19 países -a través de
América Móvil- comenzó a forjar su imperio comercial cuando compró
la embotelladora Jarritos del Sur, en 1965.
Durante dos décadas, se dedicó a vender servicio financieros, y a
crear y adquirir variados negocios. Su enorme fortuna la consiguió
después de comprar la paraestatal que el ex presidente Carlos
Salinas de Gortari privatizó en 1990: Teléfonos de México
(Telmex). En su defensa Salinas señaló que “Slim
no heredó su fortuna de Telmex, sino que aprovechó la falta de
regulación neoliberal para consolidarse” en el negocio.
Recientemente ha apostado por contratos de producción de petróleo
en México, que por primera vez en ocho décadas se abrieron al
capital privado y extranjero. Aunque su interés en la industria
extractiva fue antes que el negocio de las telecomunicaciones:
Slim compró en 1986 Minera Frisco, una compañía que venía en
declive después del cierre de la subsidiaria Minera María en
Sonora.
Así inició el camino para hacer de Frisco una de las tres empresas
que más oro producen en México.
2)Larrea, el sucio
Riqueza: 9. 200 mdd
Germán Larrea, describió Forbes, es el “el
multimillonario más misterioso de México”. Durante años, la
única imagen que circuló de él fue una foto borrosa y vieja. Pero
el enigma de su apariencia fue develado por la Presidencia de la
República en septiembre de 2014, al publicar una
fotografía del magnate con el Presidente Enrique Peña
Nieto.
Pocos días antes, un derrame tóxico en su mina de cobre más grande
había provocado el “peor
desastre ambiental” en la historia del sector minero en
México.
La familia Larrea ha sido cercana a los presidentes de México
desde el sexenio de Miguel Alemán. El padre de Germán, Jorge
Larrea, fue uno de los fundadores del Consejo Mexicano de Hombres
de Negocios, un clan que aglomera a cuarenta de los empresarios
“económicamente más poderosos del país” como les llamó la
politóloga Marcela Britz en un libro sobre el surgimiento del
grupo.
En 1962, cuando fundó el Consejo, Jorge Larrea era un hombre
dedicado a la construcción. Pero tres décadas después la empresa
familiar cambió de giro: adquirió sus primeras concesiones mineras
y antes de terminar el siglo XX se hizo también de Ferromex y
Ferrosur, empresas que forman la red ferroviaria más extensa del
país.
Hoy, Larrea posee poco más de la mitad de Grupo México, la minera
más grande del país y tercera productora de cobre del mundo. Tiene
las subsidiarias Asarco, en Estados Unidos, y Southern Copper
Corporation, con operaciones en México y Perú. También hace
perforaciones submarinas para plataformas petroleras.
3) Baillères, el heredero
Riqueza: 6, 900 mmd
En 1967, cuando tenía 36 años de edad, Alberto Baillères González
heredó de su padre 15 empresas, entre aseguradoras, bancos,
tiendas departamentales, y minas; cinco décadas después, había
multiplicado por 10 el valor de su fortuna.
Alberto Baillères es presidente Industrias Peñoles, la mayor
exportadora del plata del mundo y la segunda compañía minera más
grande de México. Ya figuraba entre los 200 hombres más ricos del
mundo desde la década de los ochenta.
Las minas han sido el pilar de la bonanza familiar desde
principios del siglo XX. Raúl Baillères, el patriarca, fue
empresario minero, banquero (de bancos que administran fondos para
la minería) y fundador del Instituto Tecnológico Autónomo de
México (ITAM), universidad mexicana especializada en negocios y
economía que ha sido semillero de poderosos políticos y
empresarios mexicanos.
El crecimiento de la fortuna de su heredero va de la mano de las
concesiones mineras que le han entregado diez presidentes
mexicanos, desde que Adolfo López Mateos (1958-1964) le otorgó las
primeras 12.8 hectáreas para explotar minas. Cinco décadas
después, Industrias Peñoles tiene concesionadas 2.9 millones de
hectáreas para explotación minera en todo el país.
Luego de la aprobación de las reformas constitucionales en materia
energética, Baillères extendió los negocios a la industria
petrolera y, en 2015, Petrobal
fue la única empresa mexicana que ganó uno de los campos
subastados. Ese mismo año, el empresario recibió la Medalla
Belisario Domínguez, el máximo el honor del Senado mexicano a un
ciudadano ejemplar.
4)Salinas Pliego, el titiritero
Riqueza, 4,300 mmd
Ricardo Salinas Pliego es el más joven del grupo. Empezó su
carrera empresarial tras heredar una tienda de muebles y llegó a
acumular más de 8 mil millones de dólares, aunque en 2015, perdió
casi la mitad de su riqueza y cayó del cuarto al noveno lugar de
la lista de millonarios mexicanos.
En 1993 consiguió el control de una cadena nacional de televisión
al adquirir la televisión pública Imevisión (hoy TV Azteca). Sin
embargo, el grueso de su fortuna se basa en las ganancias de una
cadena de tiendas minoristas de electrodomésticos (Elektra), que
permite a los consumidores de bajos recursos pedir dinero prestado
a su división bancaria (Banco Azteca), para comprar artículos en
sus tiendas. Banco Azteca tiene operaciones en México, Panamá,
Guatemala, Honduras, Brasil, Perú y El Salvador.
Organizaciones civiles que luchan contra la puesta en marcha de un
proyecto minero en Baja California Sur lo vinculan como accionista
en la canadiense Invecture Group, empresa que posee dos de las
minas en operación más importantes de ese corporativo, Minera
Monterde y Cobre del Mayo. Lo cierto es que la familia Salinas no
es inversionista directa en la industria minera; su relación es a
través de Grupo Dragón, empresa que desde 2013, cuando apenas se
debatía la reforma energética, tomó la delantera en el desarrollo
de parques de energía eólica y geotérmica y en
2015 obtuvo el primer título de concesión otorgado a un privado
para la explotación de campos geotérmicos en el país.
La presidenta del Grupo Dragón es Ninfa Salinas, quien además
de ser hija del magnate es una activa Senadora de la República en
el impulso a las reformas energéticas y de hidrocarburos.
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Este reportaje fue realizado como parte de la Beca Mike O’Connor, del International Center for Journalists (ICFJ) y de la Iniciativa para el Periodismo de Investigación en las Américas, que ICFJ tiene en alianza con Connectas.
“Este trabajo forma parte del proyecto Pie de Página, realizado por la Red de Periodistas de a Pie. Conoce más del proyecto aquí: http://www.piedepagina.mx".