Testigos de la Guerra

Militares al banquillo

El Salvador

La batalla por la justicia en el caso de la masacre más grande de América Latina se lleva a cabo en un pequeño juzgado rural al norte de El Salvador, lejos del interés nacional. Mientras un coro de voces recrea los tres días de horror que se vivieron en diciembre de 1981, la defensa de los militares tilda el juicio de espectáculo y llama a las víctimas “fantasiosas”. ¿Cómo sana una sociedad que ha enfrentado el trauma de la guerra en un silencio forzado? “Con justicia”, responden las víctimas.

[Voz institucional]: El 16 de enero de 1992 El Salvador firmó un acuerdo de paz que terminó con 12 años de guerra.

(FULL ARCHIVO DISCURSO DE ALFREDO CRISTIANI, EX PRESIDENTE SALVADOREÑO SOBRE EL ACUERDO DE PAZ)

[Voz institucional]: Y el 29 de diciembre de 1996 fue el turno para Guatemala.

(FULL ARCHIVO: DISCURSO DE ÁLVARO ARZÚ, EX PRESIDENTE DE GUATEMALA)

[Voz institucional]: Dos décadas después las heridas de la guerra siguen abiertas. Ximena Natera de Pie de Página de México y Lorena Vega de Radio Nacional de Colombia presentan Testigos de la guerra, voces contra la impunidad, historias de lucha por la memoria y la justicia en El Salvador y Guatemala.

***

(AUDIO SALA DE AUDIENCIAS, SAN FRANCISCO GOTERA, EL SALVADOR)

[Juez Jorge Alberto Guzmán]: Buenos días. Pueden sentarse. Espero que hayan tenido un buen viaje.

[Ximena Natera]: Estamos en una sala de audiencias del municipio San Francisco Gotera, en el norte de El Salvador, donde un campesino de 66 años se alista para pasar al estrado. Está sentado entre el público y lo vemos nervioso ante la presencia de los abogados.

[Lorena Vega]: Apenas inicia la sesión, la defensa presenta una petición que busca dilatar el juicio. El juez los escucha pero la niega. Después de 40 minutos llega el turno del testigo.

[Genaro Guevara]: Voy a pedir al señor Genaro Sánchez Díaz, si se encuentra presente en esta sala de audiencias, que se ponga de pie.

[Ximena]: Genaro se levanta, camina y se sienta en una silla al lado del juez. El aire acondicionado que congela la sala y contrasta con los más de 30 grados de la calle.

[Juez Guzmán]: Testigo Genaro Sánchez, jura usted decir la verdad a todo lo que se le va a preguntar esta mañana.

[Lorena]: El tono de voz de Genaro es bajo pero responde que sí. Se sienta e inicia oficialmente su declaración.

[Juez Guzmán]: Primeramente, testigo, quisiera que me diera sus nombres y apellidos, su edad y ocupación.

[Ximena]: No es la primera vez que Genaro comparece ante este juzgado. El 10 de abril de 1991, cuando tenía 49 años, en plena guerra civil de El Salvador, el campesino denunció al batallón del ejército Atlacatl por el asesinato de uno de sus hijos, vecinos y amigos de la comunidad La Joya, en lo que se conoce judicialmente como la masacre de El Mozote y lugares aledaños.

El testimonio quedó registrado en un documento, que hoy, 26 años después, lee el asistente del juez.

[Asistente del juez]: Que el día 10 de diciembre de 1981, el Ejército del gobierno incursionó al lugar La Arada Vieja, al sur de Jocoaitique, a la 1 de la tarde y disparaban hacia La Joya; que los disparos los hacía la tropa sin conocer a ninguno de la tropa y ni les vio insignia alguna; que al mismo tiempo vio que aterrizaban helicópteros.

[Lorena]: En su primera declaración Genaro contó que se salvó porque él, su esposa y 5 de sus de sus hijos, huyeron cuando comenzaron los disparos. A la zona volvió una semana después solo para reconocer el cuerpo del hijo que no alcanzó a escapar.

[Asistente del juez]: Y como a los 7 días después Sotero Guevara, Patricio Díaz y el declarante se fueron a la casa de Sotero Guevara encontrando la casa de esta quemada, y junto a esta los cadáveres de Petrona Chicas, Catalina Chicas, menor, Justa Guevara, Jacinta Guevara, este de cuatro años e hijo del declarante natural.

[Ximena]: Genaro no fue el único sobreviviente que acudió al juzgado a denunciar la matanza antes de que finalizara la guerra civil que dejó más de 75 mil muertos en 12 años.

Entre 1990 y 1991, 16 sobrevivientes más denunciaron la masacre. El primero fue Pedro Chicas. Las historias de los testigos estaban llenas de detalles tan violentos, como el asesinato de bebés recién nacidos, que los funcionarios judiciales los tildaron de mentirosos y archivaron las declaraciones.

Dos décadas después el expediente es desempolvado en esta audiencia y Genaro escucha en voz de otro su testimonio.

[Juez Guzmán]: Ahora quiero que usted me diga si es la misma declaración que usted brindó en 1991.

[Genaro]:: Sí.

[Lorena]: Genaro tiene la oportunidad de agregar detalles a su declaración y de paso, contestar las preguntas del juez, el fiscal y los abogados de la defensa.Pero ¿cómo fue que un caso que estaba condenado a la impunidad regresó a la corte?

(MÚSICA)

[Serafín Gómez]: Buenas, aquí vive Dorila.

[Ximena]: Con la ayuda de Serafín, que nos guía por la comunidades de Morazán, buscamos una de las pocas casas que se mantuvo en pie después de la incursión militar de 1981.

[Ximena]: ¿sí será aquí?

[Lorena]: Entramos al patio de la casa y ahí está ella.

[Dorila Márquez]: Mi nombre es María Dorila Márquez de Márquez.

[Ximena]: María Dorila goza de buena memoria, recuerda cada detalle de la llegada de los militares a su caserío. Cuenta que en los primeros días de diciembre corrió el rumor de que el ejército de El Salvador iba a enfrentar a la guerrilla en la zona. Los rumores también sugerían que los habitantes debían reunirse en la plaza del Mozote para estar a salvo.

[Dorila]: Los militares les habían dicho que se salieran a la plaza que ahí sí se iban a salvar. Las personas de todas estas casitas se habían salido, aquí solo quedamos nosotros en esta casa.

[Ximena]: Pero ni Dorila, ni su esposo ni sus dos hijos, uno de ellos de brazos, salieron a la plaza. Se quedaron en su casa, la misma en la que estamos hoy, hasta que los soldados comenzaron a buscar en las viviendas cercanas.

[Dorila]: Mi esposo vio que habían quemado todas esas casas, me dijo que nos saliéramos a ver. Se veía la casa de la hermana de él, allá se había ido a refugiar un hermano de él que estaba con la compañera de vida embarazada y vimos cuando llegaron los militares se oyeron ráfagas, después salió un soldado corriendo y una niña salió delante de él con un niño en la cintura gritando, llorando y el soldado atrás, se fueron para atrás de la casa, se escuchó otra ráfaga, ya no lloró la niña.

[Lorena]: El miedo hizo que la familia arriesgara a huir. Intentaron caminar a la comunidad vecina Los Toriles pero no llegaron muy lejos.

[Dorila]: Cuando ya habíamos cruzado todo ese plan nos hicieron ráfagas los soldados que estaban en el otro cerrito donde estuvieron disparando el mortero y allá me quedé parada, iba con el niño chineado y otro que iba caminando a la par de mí. Mi esposo, hasta sombrero usaba, levantaba la mano con el sombrero para que vieran que no andábamos con armas y yo levantaba una mano porque con la otra llevaba el niño.

[Ximena]: Se escondieron entre un maizal y en medio de las balas decidieron regresar a casa.

[Dorila]: Cuando ya veníamos llegando me dice mi hijo, ay mami me pegaron, le dije yo, no debe ser alguna espina y no le presté mucho atención a mi hijo hasta que llegamos acá. Estaba una banca, me senté, el niño se sentó al otro lado, se recostó en mí, subió el pie y vi que era cierto que le habían dado un balazo a mi hijo.

[Lorena]: Con el niño herido a la familia solo le quedó esperar. Nunca entendieron por qué los soldados no entraron a su casa.

[Ximena]: La noche de 11 de diciembre intentaron huir por segunda vez. Caminaron horas pero la luna llena evitaba que se pudieran ocultar bien y alentó su paso.

[Lorena]: Estaba amaneciendo cuando llegaron a los Toriles, justo para ver cómo caían las últimas casas.

[Dorila]: A ese hermano de mi esposo lo asesinaron con toda la familia, allí asesinaron a todas las personas. Ahí pasamos, solo vimos que estaban quemándose lo último de la casa, pero como estaba algo oscuro todavía no los vimos a ellos, pasamos, que por puro milagro de Dios no nos paramos encima de ellos porque después que vinimos, a la orilla del camino los habían dejado a ellos, ahí habían asesinado a José, a Marta y los niños.

[Ximena]: No solo perdió a la familia de su esposo. En la plaza de El Mozote, donde los soldados habían concentrado a la gente murieron los padres y hermanos de Dorila.

Casi mil salvadoreños fueron asesinados por fuerzas del Estado entre el 10 y 13 de diciembre de 1981 en ocho poblaciones de Morazán.

[Lorena]: Al Mozote y a esta casa volvieron antes del 16 de enero de 1992, cuando el Gobierno y la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional firmaron el acuerdo de paz en México.

[Ximena]: En noviembre de ese año, impulsado por las víctimas, el Juez San Francisco Gotera ordenó las primeras exhumaciones. Esto como parte de la investigación para determinar si era cierto que el Ejército salvadoreño había cometido una masacre.

Al Mozote llegó el Equipo Argentino de Antropología Forense donde hallaron los restos de 147 niños.

[Dorila]: En ese tiempo a todas las personas que exhumaron, cómo no había ayuda como hay hoy, no se les pudo hacer el ADN a las personas, se sepultaron así no más, eran fosas comunes. Mi padre, mi padre, mi hermana y mi hermanito no sé adónde quedaron.

[Lorena]: Cuatro meses después, el 20 de marzo de 1993 y en medio de la investigación, el Gobierno, el FMLN y la Asamblea Legislativa aprobaron La Ley de Amnistía. La ley frenó todos procesos judiciales por los crímenes del conflicto y desconoció el informe de la Comisión de la Verdad que señalaba al ejército como autor de la masacre. Fue un duro golpe para las víctimas.

[Ximena]: Pero la lucha por la justicia no paró ahí. Dorila y otros de los sobrevivientes de la masacre crearon la asociación Promotora de Derechos Humanos de El Mozote. Por años se dedicaron a recabar los testimonios de los otros pobladores.

Wilfredo Medrano, uno de los abogados que lidera la batalla judicial, reconoce su lucha.

[Wilfredo Medrano]: La perseverancia, verdad, porque la misma gente decía que vamos a hacer. Es el empuje de la gente que lleva a que nosotros también nos cuestionáramos qué vamos a hacer con este caso archivado, los jueces no los mueven.

(MÚSICA)

[Lorena]: El proceso por la masacre estaba congelado en octubre de 2003 cuando Jorge Alberto Guzmán asumió como juez de Primera Instancia de San Francisco Gotera.

Con él nos reunimos una mañana en su despacho y le preguntamos ¿Cómo fue que el caso de la masacre más grande de América Latina está en su despacho y no en un tribunal en la capital?

[Lorena]: ¿Por qué el caso de El Mozote lo lleva usted y no otra instancia en la capital?

[Juez Jorge Alberto Guzmán]: La denuncia fue interpuesta en 1990 en esta sede judicial, por eso el tribunal competente era este tribunal y lo sigue siendo ahora.

[Ximena]: El juez Guzmán es un hombre prevenido. No concede muchas entrevistas y nos pide no fotografiarlo. Nos cuenta que cuando cuando llegó al juzgado tenía las manos atadas por la ley de Amnistía.

[Juez Guzmán]: En ese momento no había imputados individualizados, el juez de la causa dictó el sobreseimiento de forma amplia a favor de cualquier persona que haya participado en estos hechos. A partir de ese momento el proceso quedó totalmente paralizado.

[Lorena]: La investigación había avanzado tan poco que ni siquiera se había determinado que las víctimas habían muerto en una masacre.

[Juez Guzmán]: Esos indicios que hasta ese momento no eran suficientes para determinar que haya existido en ese lugar una masacre (…) no basta con recuperar las evidencias, hay que establecer que esas personas murieron a través de actos de violencia y hasta ese momento eso no existía.

[Ximena]: Las evidencias que el juez no consideró suficientes fueron los cuerpos de 147 niños recuperados por los antropólogos argentinos. Por esas fechas, las víctimas del Mozote y los abogados de Tutela Legal llevaban años recopilando pruebas de la masacre para llevar el caso a instancias internacionales.

Les llevó casi otra década llegar hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

[Dorila]: Cuando íbamos a ir a la Corte nos pedía 500 testimonios de víctimas y 300 de desplazados, y fue tan duro porque no querían hablar las personas y hay personas que todavía no quieren hablar porque tienen temor. Yo les digo que no tengo temor a que me asesinen a que me maten por la verdad porque yo no estoy inventando.

[Lorena]: Se documentaron 1070 casos.

(AUDIO DE ARCHIVO SALA DE AUDIENCIAS DE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS)

[Mujer en la CIDH]: Señoras y señores, la corte.

[Lorena]: El 23 de abril de 2012, 10 años después de la firma de la paz, la Corte sesionó en Guayaquil, Ecuador. El caso recibió el nombre de Masacres de El Mozote y lugares aledaños Vs. El Salvador.

[Mujer en la CIDH]: Por favor su nombre.

[Ximena]: En la audiencia tres mujeres testificaron, entre ellas María Dorila Márquez, que hoy en día es la presidenta de la Asociación de Derechos Humanos de El Mozote.

Desde Ecuador Dorila dio al mundo su testimonio.

(AUDIO DE LA AUDIENCIA EN LA CIDH)

[Ovidio Mauricio González]: ¿Alguna persona involucrada en los hechos ha sido sancionada?

[Dorila]: de lo que me dé cuenta no

[Ovidio]: ¿de qué manera le ha afectado la falta de justicia en estos hechos?

[Dorila]: Mucho me ha dañado, porque yo veo que en El Salvador nunca ha habido, no se han cumplido las leyes, como les digo yo, ahí no fueron animales los que mataron, ahí fueron personas, fueron niños, fueron ancianos, mujeres embarazadas y nunca se investigó no se hizo justicia. Mucho me han dañado.

[Ximena]: Para Dorila la Ley de Amnistía era la causa de la falta de justicia.

[Juez CIDH]: ¿Puede expresar cómo se siente frente al hecho de que exista una ley de amnistía que impide que los responsables sean juzgados?

[Dorila]: Me duele mucho y eso es lo que pido, que deroguen esa ley para que investiguen y para que, yo no es que odie a las personas que lo hicieron, pero sí merecen, como les digo yo, si en El Salvador hubiese pena de muerte sería poco para las personas que hicieron eso, pero yo no pediría eso, solo Dios puede quitar la vida como hicieron con mi familia.

[Lorena]: El testimonio de Dorila y las pruebas recopiladas durante 20 años por Tutela Legal y los sobrevivientes fueron suficientes para la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Seis meses después de la audiencia, el 25 de octubre de 2012, la Corte, en una sentencia histórica, condenó al Estado Salvadoreño por la masacre de El Mozote y otras siete poblaciones de Morazán.

[Ximena]: Concluyó que El Salvador violó el derecho a la vida, a la integridad personal y que negó a las víctimas el derecho a la justicia.

Ordenó el inicio de un proceso de reparación, que se realizaran las exhumaciones que faltaban además de identificar y entregar los restos. Sobre todo, exigía garantizar que la Ley de Amnistía no siguiera siendo un obstáculo para la investigación.

[Lorena]: A la justicia salvadoreña le tomó otros cuatro años acatar esto último.

Finalmente, el 13 de julio de 2016, las víctimas recibieron la noticia que habían esperado por décadas.

(ARCHIVO NOTICIERO)

[Presentador]: La Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador declaró inconstitucional la Ley de Amnistía de 1993, un año después de terminada la guerra civil, una ley que consolidaba la paz.

[Ximena]: La decisión generó polémica. Desde el gobierno, liderado en ese momento por el partido político del FMLN se dijo que la sentencia ponía en peligro los logros del acuerdo de paz y la oportunidad de buscar justicia por los crímenes del pasado polarizó al país.

[Rosario Ríos]: Aquí si tú buscas no hay nada. Hay muy poco registro escrito, no existe nada, solamente hay un murito que dice los nombres y ya está y algunas cosas

[Ximena]: : En San Salvador, nos reunimos con Santiago Nogales, dramaturgo y su esposa, la actriz Rosario Ríos. Por años se han dedicado a explorar el tema de la memoria histórica a través de las artes y la educación. Con su compañía de teatro Moby Dick, han puesto en escena temas de los que poco se habla en el país, como la tortura y la desaparición forzada de las más de 8 mil personas que dejó el conflicto.

[EXTRACTO OBRA DE TEATRO]:”Yo quiero l a muerte en gracia, yo quiero un sepulcro, una fosa, una lápida aunque sea”.)

[Rosario]: Hay muchos.

[Santiago Nogales]: Es olvido absoluto.

[Rosario]: Que no tienen ni idea, que dices, por favor, se han estado matando entre todos y eran tus abuelos, tus papás.

[Santiago]: como muy bien lo has dicho, lo mejor que le puede pasar a una herida que se está pudriendo es zanjarla y que salga la porquería y luego cicatrice en limpio.

[Ximena]: Pero sanar es difícil para un país que vivió en silencio los traumas. Desde el estado, se impuso el olvido a las víctimas como un requisito para construir la paz. Los padres callaron las heridas y los hijos desconocen los horrores. Lo único que parece unir a estas generaciones es un pacto de impunidad: ayer con el conflicto armado y hoy con la violencia que traen las pandillas.

(MÚSICA)

[Lorena]: El fin de la amnistía abrió un espacio de esperanza. El 30 de septiembre de 2016 el juez de San Francisco Gotera, Jorge Alberto Guzmán, reabrió el caso El Mozote. El primer paso fue identificar a los presuntos responsables del operativo militar Tierra Arrasada.

[Juez Guzmán]: De esos 32, 13 habían fallecido, así que son 18 los que están sometidos al proceso, debidamente identificados.

[Ximena]: Para muchos, el máximo responsable de la masacre había sido el teniente coronel Domingo Monterrosa, comandante del Batallón Atlacatl.

[Wilfredo Medrano]: Hay muchos testigos y sobrevivientes que lo vieron dando instrucciones y ordenando cómo tenían que torturar a los campesinos para sacar algún tipo de información.

[Lorena]: Monterrosa nunca pagó por sus crímenes, fue asesinado por la guerrilla en un atentado en 1984, durante el conflicto. Al final fue considerado héroe nacional e incluso se levantaron monumentos en su nombre. En su lugar 18 ex-militares fueron llamados por el juez Guzmán. El de más rango es el general José Guillermo García, ministro de Defensa entre 1979 y 1981.

[Wilfredo]: La mayoría son de alto rango, la mayoría son coroneles, generales, excepto un capitán. La mayoría nadan por 80 o 60 años, pero están en condiciones físicas excelentes para procesarlos, no se les puede eximir de responsabilidad penal y todos han sido militares de alto rango que tuvieron en poder militar en este país.

[Ximena]: Seis meses después de abierto el caso, los ex militares comparecieron ante el Juzgado. Fue el 29 de marzo de 2017 y quedó grabado en la memoria de Dorila Márquez como el día en que los militares se burlaron nuevamente de ellos.

[Dorila]: Cuando el secretario del señor juez le estaba dando lectura de todo lo que se les acusaba, ellos estaban pegando en los codos, se secreteaban, se reían, nos miraban y se hablaban a los oídos y no les prestaba nada atención a lo que les estaba dando lectura.

Digo yo ¿por qué a las víctimas nos vuelven a revictimizar?

[Lorena]: Ese día las víctimas esperaban que los militares salieran del juzgado esposados, camino a la cárcel, después de ser acusados de 9 delitos: asesinato, violación agravada, privación de libertad agravada, robo, daños agravados, allanamiento de morada, estragos especiales, actos de terrorismo y actos propositivos de actos de terrorismo.

Pero el juez no consideró necesario las detener a los militares.

[Juez Guzmán]: Aún falta establecer en mayor medida una participación más fuerte de ellos porque el único indicio que se tiene es que son prácticamente los que dirigían la cúpula militar en aquel entonces, pero son hay indicios que hayan estado en las escenas o en los escenarios de los hechos.

(AUDIO SALAS DE AUDIENCIAS EN SAN FRANCISCO GOTERA)

[Ximena]: El desdén de los militares por la víctimas es tal que solo se han presentado una vez. En la sala donde Genaro Sánchez cuenta cómo vivió la masacre, no están los acusados para escuchar su testimonio. Durante el Interrogatorio, los abogados de la defensa tratan de buscar contradicciones en sus palabras.

[Abogado de la defensa]: Le preguntó al señor testigo con todo respeto si él en su momento vio a gente de la guerrilla en la zona.

[Lorena]: Genaro contesta que no, pero con esta pregunta la defensa cuestiona a las víctimas por la supuesta cercanía con la guerrilla.

[Abogado de la defensa]: Él habló que oyó la Radio Venceremos y también dijo en su testimonio que era móvil, le preguntó yo, si vio a los que andaban con la Radio Venceremos.

[Ximena]: La supuesta cercanía de los testigos con la guerrilla, es una teoría con la que Lisandro Quintanilla, abogado de los acusados, pretende desacreditar a la masacre.

[Lisandro Quintanilla]: ¿Cuál es la prueba de descarte para decir que esas personas no eran guerrilleros? ¿cuál es la prueba de descarte para decir que no colaboraban con la guerrilla. No lo sé (sí había niños) probablemente sí o no ¿quién nos demuestra científicamente que esos niños vivían ahí? Tenemos un censo poblacional de la Dirección Estadística y Censo Poblacional. Todas esas cosas en su momento las vamos a sacar. Ellos hablan de miles muertos, eso es mentira. Las poblaciones de estos cantones, si recoge la información no llegaban ni a 100 personas.

[Ximena]: Según él, los testigos han caído en contradicciones.

[Lorena]: ¿Cómo pueden determinar que hay contradicciones si ni siquiera están yendo a escuchar a las personas que después de tantos años por fin tienen la oportunidad de comparecer en un juicio?

[Lisandro]: ¿Para qué voy a ir? ¿qué le voy a preguntar a una señora que está narrando una historia dantesca que mataron a 50 personas? Le voy a hacer una pregunta ¿usted vio a Walter Salazar disparar? ¿Qué me va a decir? Son actividades estériles

[Lorena]: En un año y medio de audiencias la estrategia de los defensores ha sido la misma: insinuar que los muertos eran subversivos o que las fosas donde hallaron a las víctimas eran cementerios de la guerrilla. Pero mantener este argumento ha sido difícil, los testimonios y las pruebas forenses lo contradicen.

El pasado 16 de agosto, se presentaron para testificar en San Francisco Gotera, tres expertas del Equipo Argentino de Antropología Forense. Las mismas que en 1992 hicieron las primeras exhumaciones.

[Lorena]: Las antropologas Mercedes Doretti, Patricia Bernardi y Silvana Turner tumbaron la hipótesis de los abogados. Las evidencias que presentaron indican que las fosas no corresponden a cementerios clandestinos y aseguraron que las víctimas no murieron en medio de un enfrentamiento.

(MÚSICA)

[Dorila]: La esperanza es esa y es la fe que tenemos las víctimas, que haya justicia, pero como hay tanta corrupción.

[Lorena]: El próximo 13 de octubre se cumplirá un año desde el día en que Dorila Márquez testificó en el juzgado.

[Dorila]: Yo he estado dispuesta a dar mi testimonio, yo les digo que esto que sucedió es una realidad y merece que se les siga dando esa divulgación porque no quiero que eso vuelva a suceder, es tan ingrato lo que vino a hacer el ejército de El Salvador, que es el debe cuidarnos, es el que tiene que cuidar a las personas y fue quien vino a masacrar a personas inocentes, niños, ancianos y mujeres embarazadas, esto fue una injusticia lo que hicieron.

[Ximena]: Por la pequeña sala de juzgado rural, alejada de la capital e intereses nacionales, donde se lleva el caso por la la masacre más numerosa de América Latina, han pasado 46 testigos y todavía falta escuchar a 12 sobrevivientes de los que no se tenía registro y que fueron citados por la Fiscalía. El juicio ha sido seguido de cerca por medios como El Faro y revista Factum, más allá de eso, hay poco interés en los medios.

Un contraste con los más de mil reporteros extranjeros que en algún punto cubrieron el conflicto como uno de los últimos espectáculos de la guerra fría.

[Lorena]: La masacre en El Mozote es el primer y único juicio por un crimen del conflicto.. Pero el caso parece destinado a extenderse por años. A principios de septiembre, un juez de la Corte Interamericana, la misma que condenó al país por el crimen, visitó los caseríos de Morazán y exigió al estado Salvadoreño destinar más recursos a la fiscalía general de la república y al juzgado que lleva el caso.

[Ximena]: La tarea es titánica, el expediente tiene más de 19 mil páginas y solo 8 personas para revisarlas.

[Wilfredo Medrano]: La gente está muy consciente, contenta de que por primera vez ha visto sentado a los responsables, de quienes asesinaron a sus seres queridos, los ha visto, para ellos ese era un sueño que nunca lo iban a ver. El otro sueño es que esto continúe, que se dé una sentencia condenatoria porque el cuerpo del delito está probado, hay una participación delincuencial.

[Lorena]: En el Salvador, los sobrevivientes han esperado 36 años para poder contar el daño que vivieron, las pérdidas infinitas y el dolor que han llevado a cuestas desde entonces. Sin embargo, sus historias también son un ejemplo de resistencia y de organización. De la lucha por recuperar el pasado para construir un futuro de verdadera paz.

[Ximena]: En países como los nuestros historias como las de Amadeo, Serafín, Dorila y Genaro bien podrían ser un reflejo de las heridas que han causado nuestros conflictos. Estos relatos, creemos son fundamentales para Colombia y México, donde se habla de un futuro de paz tras años de violencia, ¿Qué podemos aprender de la experiencia de El Salvador, que hace 26 años empezó a transitar estos caminos?

[Lorena]: En Colombia, donde 60 años de guerra cobraron la vida de 218 mil personas, nos enseñan que la firma de un acuerdo no lleva automáticamente a la paz, que la reconciliación y el perdón no pueden imponerse y que la labor de los medios no debe limitarse al registro de las atrocidades de la guerra sino que deben acompañar los años de posconflicto.

[Ximena]: En México, después de una década de militarización de la seguridad pública, las cifras de víctimas asemejan a las de cualquier conflicto armado del continente. Aunque hablamos de construcción de paz, nos enfrentamos a la tarea de reconciliar a un sociedad que todavía vive en la violencia.

De El Salvador es fundamental entender los riesgos que conlleva institucionalizar el perdón sin un proceso de justicia para las víctimas.

(MÚSICA)

***

En el próximo capítulo:

TESTIMONIO DE GUATEMALA

[Voz institucional]: Hubo días de horror.

Llegamos a Guatemala para entender el proceso Creompaz, el caso más grande de desaparición forzada de América Latina.

[Voz institucional]:”Testigos de la Guerra, voces contra la impunidad” es un relato periodístico colaborativo entre Pie de Página de México y Radio Nacional de Colombia.

Este trabajo fue realizado gracias a la iniciativa Adelante de la International Women´s Media Foundation.

Investigación y guión: Lorena Vega y Ximena Natera

Producción de campo en El Salvador: Víctor Peña, Jessica Ávalos, Julia Gavarrete, Juan Carlos y Jonatan Funes

Música original: Santiago Flores

Edición sonora: José Luis Mantilla

Web: Cristian Anzola y Fernando Santillán